sábado, 31 de julio de 2010

PERSIGO...

Persigo una sombra, como una sombra soy,
miro a lo lejos y el horizonte solo me duevuelve impertérrita semblanza
de azules y bermejos, mientras esconde el albe rostro
hasta que otra madrugada tome por asalto mis desvelos.
Siento que, a mi lado, alguien pasa:  ¡Mentira!
Es solo tu presencia que diluyéndose entre mis manos
huye de mí, ladrona despavorida de mis sueños.
Obnubilado Ïcaro me lancé en pos de tu aliento y quemó las alas de mi ilusión
despertando ¡Mísero de mi! ¡ay infelice!
Vacío como un cuenco, íngrimo como nido sin ave,
cual mar sin olas y oveja sin cordero
Aullante lobo de hirsutas cabelleras, apuro el mundo a grandes sorbos,
esperando que, en el fondo, encuentre de nuevo tu rostro y vuelva
a ser yo, el de antes, el que te amó y aún te ama.

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